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El Juli y Sebastián Castella han salido a hombros con el ganadero Miguel Gutiérrez en la última corrida de la Feria del Café de Manizales, un espectáculo en el que el buen juego de la corrida del hierro de Ernesto Gutiérrez ha permitido a los dos toreros europeos pasear un total de cinco orejas. Tres fueron a parar a las manos del madrileño -dos de ellas simbólicas tras indultar al quinto- y dos para el francés. Completaba la terna el nacional Pepe Manrique, que pudo haber tocado pelo del cuarto de no haber marrado con la espada. La plaza registró un llenazo y el ambiente fue extraordinario, con abundante presencia de personalidades en los tendidos y las barreras del coso manizalita.
El Juli cuajó dos actuaciones magistrales. La faena a su primero fue perfecta y si no fue premiada con las dos orejas fue sólo porque la espada quedó algo trasera. Pero la faena al quinto rebasó lo imaginable y desbancó a la anterior. Cumbre el madrileño frente a un toro que, si bien colaboró tremendamente con el torero, no era merecedor del premio del indulto. La calidad de "Contratista" se vio desde su salida. Lo recibió Julián con un soberbio toreo de capa, variado y templado siempre. Quitó por lopecinas, que salieron redondas, y después por caleserinas en otro pasaje de gran variedad y belleza. Puso al público en pie con la capa. Luego, con la muleta, el toro embistió por ambos lados con gran galope y tranco y el torero hizo cuanto quiso por los dos pitones, presidiendo su quehacer el sentimiento, la hondura y la profundidad. El público pidió el indulto del animal y el palco presidencial lo concedió mientras sonaba para el torero el grito consagratorio de ¡torero, torero! Sin duda, Julián es un digno merecedor de llevarse por cuarta vez en su carrera la réplica en oro de la Catedral de Manizales.
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Fuente, Aplausos.es
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