LA TAUROMAQUIA PRIVADA DE ROCA REY
25 de septiembre de 2022
EL TORERO PERUANO ANDRÉS ROCA REY, NÚMERO UNO DE LA TAUROMAQUIA MUNDIAL, TIENE UNA META PENDIENTE: ABRIR LA PUERTA DEL PRÍNCIPE DE LA PLAZA DE LA REAL MAESTRANZA DE SEVILLA, CIUDAD EN QUE VIVE. CRÓNICA DE UNA VISITA A SU FINCA, A SU SOLEDAD ACOMPAÑADA Y A SU EXTREMA FILOSOFÍA DE VIDA ENTRE LA SUERTE Y LA MUERTE. EN LOS MESES DE OCTUBRE Y DE NOVIEMBRE TOREARÁ EN PERÚ, EN CAJABAMBA Y EN ACHO.
Rafael López, “El Pelu”, cortándole el cabello antes de la corrida.
El torero está al otro lado, convenciéndole que lo suyo es una misión donde arte y valor se encuentran para darle coherencia a una filosofía extrema: hay que estar dispuesto a dar la vida por lo que se cree. Es el precio a pagar por pretender crear plasticidad efímera del acto brutal de darle muerte pública a una bestia de cerca de 600 kilos. Esta conciencia voluntaria de arrojo, envuelta en liturgia anacrónica pero indispensable que convoca catarsis de quienes trasladan a cuerpo ajeno la conjura de miedo y muerte, es lo que distingue al peatón del héroe. Del que dice del que hace.
Y el torero en Roca Rey le dice que necesita estar solo. Melita, la señora de Junín que vive con el, le repara el alma con el alivio telúrico de su querido ají de gallina. Hace un mes Melita lloraba frente al televisor cuando veía que a Andrés un toro en Bilbao le estaba quitando la vida en vivo, valga la redundancia.
Arte, altares y toros por toda la casa
¿En que momento eso cambió?
En el momento en el que me acordé de una frase que me la dijo Jose Antonio Campuzano, mi maestro cuando llegué a España: hay días claves en los que no se puede fallar. Pensé y dije bueno, son 15 minutos de esfuerzo y en esos 15 minutos hay que tirar la moneda y que pase lo que tenga que pasar. Mando a llamar a mi hermano Fernando, que siempre me ha ayudado mucho en el tema psicológico, y le dije Fernando, me pasa esto. Le expliqué lo del miedo escénico y me dijo lo mismo: son tardes en las que tienes que tirar la moneda y si sale, si sale bien, si no, qué vamos a hacer? Pero hay que tirarla, me dij. Y salí.
¿Viste que había gente llorando en los tendidos?
Sí.
Las cornadas, ¿las cuentas?
Bueno, las cornadas. Claro que te asustan. No sé cómo explicarlo. No siempre se da el caso, pero tienes que intentar de no acordarte del cuerpo. Porque aquí hay dos personajes. Está el hombre que está fuera del ruedo, el que tiene familia, y está el personaje, el torero. En el ruedo yo creo que muchas veces hay que intentar que el hombre no entre al torero, porque ahí es cuando te estás acordando de que tienes cuerpo, de que las cornadas duelen, de que eres un ser humano. Al mismo tiempo, hay veces que el personaje, el cantante, el torero, el futbolista, el personaje llega a consumir al ser humano. Así como eres lo suficientemente torero para no dejar que el hombre entre al torero, hay que ser lo suficientemente hombre para que el torero no entre al que vive fuera fuera del ruedo.
El personaje, el torero, es el vive para el público.
Pero también te debes a tu familia y te debes a ti porque eres persona. Entonces yo creo que los los que vivimos de esa forma en el mundo del toro tenemos la obligación, o por lo menos yo lo considero así, que tengo de estar con el personaje que debo de estar. Ahora mismo soy hombre y no quiero que el torero me consuma. Al mismo tiempo, no puedo dejar que que la persona que se preocupa por su salud y por su cuerpo entren en el torero. Porque entonces estaría primero defraudando a mi, segundo, defraudando a mi profesión, a mi filosofía de vida y a la gente que paga una entrada para verte.
Tu padre estaba en la plaza.
Sí.
¿Qué te dijo luego?
No fue el quien me dijo algo, fue mi mamá. Siempre la había visto como una mujer que no se asustaba y que era tranquila. Pero ese día dijo que nunca más iba a volver a una plaza de toros.
¿Esta duplicidad entre personaje y persona, cómo conviven entre ellos? ¿Qué te dicen sobre la corrida que tienes en horas?
El torero me me dice que debería ahora mismo estar solo. Y la persona me dice que debo de estar aquí con ustedes.
Pero ahora soy persona antes que torero. Bueno, pero también es verdad una cosa. Hay veces que hay que dejar que entre un poquito el torero en la persona, y al revés, dejar que el hombre entre un poco en el torero. Porque muchas veces el artista salva al hombre cuando se encuentra mal y muchas veces el hombre salva al artista.
Retrato de Rocay Rey
¿Cómo te ves dentro de diez años?
Me acuerdo que esto ya me lo has preguntado antes
Si, pero luego veo lo de Bilbao y veo que tienes una noción propia del tiempo.
Por un lado te contesto como torero y te puedo decir que que cuando me lo preguntas así no me gustaría contestarte lo que lo que me imaginaría. Porque la vida hay que vivirla día a día, no tarde a tarde. Y pueden pasar tantas cosas en esta profesión uno nunca sabe. Pero sí es verdad que si te hablo como como ser humano y con ganas de conseguir muchas cosas en la vida, me imagino que no sé si seguiré toreando. No creo. No me considero una persona que vaya a estar 20, 25, 30 años toreando. Ahora te lo digo. Quizá luego escojo el otro camino de torear mucho tiempo. Pero no sé. Creo que voy a estar tranquilo. No me gustaría trabajar.
Hace 15 días que no pisas tu casa por que has estado trabajando jugándote la vida.
Bueno, pero eso no es trabajar. Eso es tu filosofía de vida.
Fuente;
https://rocarey.info/2022/09/25/actualidad/2-37/?fbclid=IwAR39-fBMv4tfbVQGTWUK5BvoGCo0TY2FKKIJpCHXmeref6-HlQnxjG_c5lw
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