Cuántos toreros durante la historia de nuestra hermosa y mágica fiesta han logrado realmente la perfección de este lance? Yo me atrevería a decir que muy pocos, y los que sí lo han conseguido caminan con galanura en los ruedos. Porque cuando un torero ejecuta una “Verónica” con verdad, con las manos bajas, cargando la suerte y acompañando con la cintura, la plaza de cimbra, al admirar y embelesarse con el más bello de todos los lances, “la Verónica”.
El Espectáculo Taurino, tan lleno de riesgos y dilemas, tiene igualmente su magia y misticismo que lo convierte en algo especial y diferente. En ello está su esencia, su misterio su grandeza, es la creación de un arte sublime y extraordinario que solamente existe en los ruedos. Pero nunca deberemos olvidar que estos sucesos extraordinarios únicamente se conseguirán y adquirirán su máxima grandiosidad cuando éste presente en los ruedos, Su Majestad El Toro Bravo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario